domingo, 26 de febrero de 2017

24/02/2017. Charla sobre la situación de las familias españolas de acogida.


     El viernes vino a clase a darnos una charla sobre la situación de las familias de acogida en España, pero en particular en la provincia de Alicante, la Asociación de familias de acogida GAIA, cuyo enlace para entrar en su web y conocerles mejor es el siguiente: http://gaiaacogimiento.org/
     Para comenzar con su exposición, proyectaron una canción que representa muy bien qué son las familias de acogida, pero además nos explicaron la clara diferencia entre éstas y las familias de adopción.
     Las familias de acogida es un recursos para cuando las necesidades básicas del niño o niña corren peligro y es necesario separarle de su familia biológica. Se pretende que no vayan a centros de menores, sino a familias de acogida. Cuando está todo más estable puede volver a su familia y si no pues ya está el tema de adopción, etc. Es decir, ayudas al niño durante un periodo de tiempo sabiendo que va a retornar a su entorno o familia o a otro recurso. Hemos de ver la diferencia entre familia de acogida que de adopción, que es tener un hijo para siempre, con tus apellidos.
     Si no puedes tener hijos/as, has perdido uno/a o deseas tener un hijo/a para toda la vida, no es un buena opción ser familia de acogida, sino adoptar, no es bueno ni para la familia ni para el niño/a, porque el niño/a viene pero se irá en un cierto periodo de tiempo. El niño/a acogido ya viene con un bagaje de culpabilidad y poco afecto de su familia biológica y si entra en una familia en la que le dan mucho afecto pero sigue sintiéndose culpable por no cumplir los deseos de su familia de acogida al no poder quedarse, su autoconcepto continuará siendo bajo y esto es lo que pretendemos evitar. 
     Además, estas familias suelen crear unas expectativas hacia el niño/a, imaginando que es su hijo biológico y olvidando a veces que el niño/a ya viene con una historia detrás y que va a estar en su casa por un tiempo limitado. Estas expectativas que a veces no cumplen los niños/as de acogida hacen que pierdan la confianza en sí mismos y que obtengan culpabilidad, lo que resulta en un autoconcepto limitado o nulo.


     Nos presentan un caso real de una familia que han adoptado a dos hermanos. Se pretende darles un ambiente familiar normalizado, cubrir sus necesidades afectivas, como si fueran sus hijos. A veces por motivos como el apego con la familia biológico es incompatible tener un niño/a en una casa de acogida.
     Hay diferentes tipos de acogimiento familiar, que pueden repercutir de distinta manera en la identidad familiar del niño/a:
- Temporal: hasta 2 años o un poco más. Quizás sea muy poco tiempo para el niño/a y o no le de tiempo a crear su identidad familiar o cuando la esté creando y asumiendo se la quitemos.
- Permanente: no significa que es para siempre si no periodos más largos. El problema es que la familia biológica lo reclame. Aquí puede darse el caso de que cuando esta familia ya sea un referente para el niño/a, tenga que volver con su antigua familia o tener otro recurso. La mejor parte de la permanente es que los niños/as han aprendido valores, normas y conductas de sus familias, les han enseñado a respetar y relacionarse y les han transmitido un bagaje cultural para afrontar la vida.
- Delegación de guarda: periodos vacacionales. Están en centros, son más mayores. El centro no es una familia y los patrones familiares que han asumido no son positivos, no hay modelo familiar. Si tiene posibilidad de salir y estar en contacto con familias ve que hay otras formas de relacionarse aparte de la que recuerda con su antigua familia. Cambia su imagen a una forma más positiva. Esta modalidad también la usan familias que están empezando y quieren ver si les gusta.
Esta opición es muy importante ya que los niños/as no tienen un buen modelo familiar, y aunque en periodos cortos, tienen la oportunidad de asumir algunas normas, de aprender a relacionarse con la familia, etc.
- De urgencia. De 0 a 6 años. Máximo 6 meses aunque puede ser más tiempo. Por ejemplo, por un imprevisto de una enfermedad del bebé que iba a ser adoptada, o que renuncian del bebé al dar a luz.
Es mejor renunciar a un hijo que no tratarlo bien y a veces se desconoce esta opción. Al cabo de un periodo de tiempo, les vuelven a preguntar si están seguros de renunciar. Tiene que estar disponible un adulto las 24 h. y se intenta que el siguiente recurso sea permanente. En este corto periodo de tiempo el niño/a no llega a asumir del todo estos valores que transmiten las familias pero sirve para que el niño/a esté siempre acompañado, con continuo afecto todo el día, con rutinas, etc.

           Fuente: https://goo.gl/27fpV3

     Lo que suelen sentir los niños/as antes de ser acogidos es sentimiento de culpabilidad, piensan que es por ellos/as, llegan al límite y piensan que merecen ser abandonados, maltrato verbal o físico.      Es decir, su autoconcepto y autoestima es muy bajo, está al límite, afectándoles afectivamente y  cognitivamente ya que, a través de la experiencia han sufrido situaciones difíciles. Para desarrollar un buen autoconcepto (imagen de sí mismo/a), deben vivir en un ambiente cálido, de apoyo, que te aporte confianza, donde te sientas cómodo/a, etc.
     Además, como leímos en el artículo de María Alicia Loperena (2008) "El autoconcepto en niños de cuatro a seis años",  el autoconcepto está en continuo cambio durante la infancia ya que es cuando creamos nuestra identidad y que se estabiliza en la adultez. Por este motivo, es tan importante que las familias de acogida estén presentes en la vida de estos niños/as durante la infancia, para que en un futuro cercano, hayan desarrollado el mejor autoconcepto de ellos mismos/as y se sientan felices y satisfechos.

     Como maestros debemos ser conscientes, empatizar, saben que tienen unas carencias y debemos tolerar, empatizar, ayudar y entender un poco más. Debemos mantener una comunicación fluida con las familias de acogida y no etiquetar. Cuando mantengamos entrevistas con estas familias debemos preguntarles por sus datos personales, familiares, hábitos que tienen en casa, grado de socialización de su hijo/a, intereses, etc. Es muy importante para cooperar todos juntos, perseguir los mismos objetivos, utilizar los mismos métodos y así, conseguir una buena educación para el niño/a.
     La escuela pertenece a la identidad cultural y social del niño/a, y además ayudamos en el proceso de conformacion del autoconcepto del alumnado por lo que debemos prestar especial atención al nivel socio-afectivo de estos niños/as, brindándoles seguridad para que confían y crean que tienen capacidad suficiente para lograr lo que se propongan, relaciones sociales en un clima de afecto a través de normas, hábitos y rutinas, reforzando de manera positiva, planificando actividades interesantes e intentando que su opinión sobre sus logros motive sus futuras experiencias. El maestro/a debe tener en cuenta que las excursiones ayudan a que el niño/a socialice (actividades como las del DIM del MUA donde se relacionan con diferentes niños/as y sus familias), saber que es mejor hablarles con mensajes cortos y claros, y debe mantener un contacto con las familias y con el técnico de seguimiento. También que en las actividades con las familias estos niños/as a veces tienen dos familias. Y además, podemos tratar temas, unidades didácticas, en el mismo aula, como por ejemplo las que vimos en clase: "con quién vivo en casa", "Quién es mi familia", "Quién me cuida", etc.
     Asimismo, hablarles con frases que reflejen emociones positivas, tal y como vimos en clase. es decir, si un niño/a tiene una rabieta debido a sus experiencias pasadas, debemos encaminarle por el lado positivo, empatizar y decirle cómo comportarse adecuadamente para conseguir lo que se quiere.

     Hemos visto en la exposición que los niños/as menos acogidos son los mayores de 8 años, hermanos/as para que no pierdan el vínculo familiar, niños/as que han estado internos mucho tiempo, con problemas de salud y con desajustes emocionales.
     Para darles un periodo de acogida positivo debemos saber que son niños/as con baja autoestima, que reproducen esquemas que les han servido en otras ocasiones como las mentiras, se sienten tristes y tienen rabietas, se sienten frustrados y desmotivados en el estudio, no se concentran, se ponen nerviosos e impulsivos y no se relacionan adecuadamente o frecuentemente.
     Además, debemos tener en cuenta que han vivido en situaciones que han perjudicado su salud física y/o emocional, con sentimientos de abandono, pérdidas dolorosas de personas y de lugares. Todo esto deja una huella casi imborrable en los niños/as e influye en su forma de relacionarse. A menudo se sienten culpables y por vergüenza intentan ocultar su situación. A veces su lenguaje es más bajo que el de los niños/as de su edad, tienen problemas conductuales y problemas psicológicos que necesitan ayuda. Pero tras el periodo de acogida, experimentan cambios positivos en su desarrollo físico, emocional, conductual, intelectual y lingüístico.
     Para ser una familia de acogida debes tener sentido de solidaridad, respetar al niño/a y su mundo, no compensar ausencias de hijos/as, tener tiempo para su cuidado y educación y, muy importante, que toda la familia esté de acuerdo. La familia es el primer referente social, los niños/as imitan y aprenden valores por refuerzo de conducta, por lo que debemos transmitirle lo mejor de nosotros.
     No es tan sencillo ser familia de acogida, debes pasar una entrevista, un informe psicosocial, visitas a casa y un curso formativo. Esto es competencia de la Generalitat valenciana, pero en principio toda persona mayor de edad con independencia civil y socioeconómica puede ser familia de acogida.

     Tanto en la escuela como en la familia de acogida debemos favorecer que el niño/a se relacione con sus iguales, tratar la resolución de conflictos, la colaboración, la escucha y sobre todo la amistad.
     También establecer rutinas ya que saber que va a hacer en cada momento ayudará a que el niño/a se sienta en un entorno estable y seguro.
     Asimismo, debemos trabajar hábitos diarios como los de aseo, respeto medioambiental, trato entre personas, orden, etc. Todo esto debemos trabajarlo con paciencia, sin ridiculizar o ser demasiado autoritarios/as.
     Además, son muy importantes las normas básicas a trabajar con los pequeños/as y estas familias son el factor principal para conseguirlas ya que,  como hemos dicho, vienen con un bagaje de situaciones anteriores negativas, no tienen un modelo familiar, social ni comportamental. Por esto, deben trabajar (y en la escuela también), las normas de presentación personal, higiene y limpieza personal, orden personal, cuidado del entorno, relacionadas con el trabajo, con los demás, con el uso de materiales y con la alimentación.
     A menudo, nos encontraremos con momentos en los que el niño/a pille una rabieta sin motivo alguno aparente, o agreda a alguien. Por ello, debemos tener en cuenta lo que aprendimos en el caso del conflicto de Marisa. Debemos tener paciencia, calmar al agredido y hablar claro con el niño/a que lo ha hecho. Además, según he aprendido en mis prácticas en un caso de abandono por parte de familiares, debemos ir más allá. Puede que no tenga ningún motivo al agredir a un compañero/a pero seguramente sea porque sea una barrera que tiene antes de que le hagan daño a él/ella ya que ha sufrido mucho o porque no sabe expresar sus emociones y sentimientos de otra manera. Por otro lado, debemos tener en cuenta que sufrirán un gran estrés y que este estrés tendrá unos síntomas en ellos como el dolor, el bajo autoconcepto y la falta de confianza y que puede llegar hasta ideas suicidas.      
Esto podemos detectarlo en el bajo rendimiento, poco sueño, poco apetito, etc. Estos niños/as que han sufrido tanto es muy probable que estén estresados ya que se han sentido solos y culpables durante mucho tiempo y probablemente, todavía se sientan así. Así que como no podemos evitarlo porque viene de antes de llegar a la familia de acogida realmente, debemos detectarlo a tiempo y ayudarles a salir de este problema con afecto, escucha, comprensión y ayuda.

     Antes de su acogida, los niños/as incluso pueden no tener desarrollada su identidad personal, que es la más importante y la principal. Es decir, puede que no sepan ni siquiera su nombre, no tener una idea clara de sus características físicas (esto podemos hacerlo a través de las actividades que creamos en clase sobre el conocimiento de uno mismo), sus posibilidades de movimiento y coordinación, sus sentimientos o quizás su sexo sí, pero su género no, que es el que tiene que ver con qué se siente el niño/a si chico o chica dependiendo de sus características psicológicas, sociales, culturales, etc. La familia de acogida debe ayudar a que el niño/a identifique su persona como individuo único, cómo es, cómo se siente, qué se siente, para después poder identificarse socialmente, familiarmente y culturalmente.
     Además, como vimos en el vídeo de Elsa Punset "El poder de las emociones positivas", es necesario que la familia motive y estimule al niño/a y que éste piense que es capaz de lo que se proponga ya que si piensa así, tendrá más confianza en sí mismo/a y es más probable que cumple sus propósitos. Pero no debemos crear expectativas que no puedan alcanzar ya que esto crea frustración, el efecto contrario que queremos encontrar.
     También, la familia de acogida ayuda a que el niño/a forme su identidad cultural. Esta asociación, GAIA, hace que las familias de acogida y las biológicas estén distanciadas por solo unos kilómetros de distancia, dentro de la misma provincia de Alicante, para que las costumbres, tradiciones y lenguajes no varíen demasiado, aunque sí pueden variar las creencias. Pero las características geográficas, el medio natural, etc., será similar en ambas familias.


"Los niños/as acogidos llegan con una mochila de emociones cargada y las familias de acogida deben darle color a esa mochila." 
- Asociación de familias de acogida de Alicante, GAIA

No hay comentarios:

Publicar un comentario